La realidad económica
Yo no estudio, porque tengo que trabajo
La infancia es la base más importante de nuestra vida, es el cimiento de toda construcción novedosa.
Autor: Victor Huasasquiche
El 2020 ha sido un año de combate, un año
de pérdidas más que ganancias. Un gran
número de personas alrededor del mundo
han sido -o siguen siendo- víctimas del
coronavirus (COVID-19); en nuestro país,
este virus no sólo ha arremetido contra la
salud y la economía de las familias.
Debemos tener en cuenta que todas las
cosas son causantes y consecuentes. Una
familia con insuficientes recursos para
cubrir la fundamental canasta básica, no
será capaz de solventar los derechos que son
considerados como básicos para todos, ni
mucho menos será capaz de cubrir los
gastos extras que merezcan los integrantes.
El acceso a un techo, a vestimenta, a un
sistema de salud y educación (integral y de
calidad); el derecho a la vida como fin en sí
mismo, no puede ser percibido como
unitario, pues merece también ser evaluado
de manera holística con los demás derechos.
La desigualdad geográfica y la inequidad,
son determinantes que han contribuido a
que el correcto desarrollo de los niños,
adolescentes y jóvenes –promesa futura de
la humanidad– no sea fundamentado en su
más amplia abstracción, poniendo
obstáculos en el camino que lo único que
hacen es entorpecer y retrasar el avance,
más si lo que se quiere es poner retos que
puedan servir como incentivo a la
resiliencia de las personas.
Lo antes mencionado, casi siempre, ha sido
relacionado con la responsabilidad de un actor clave en el proceso de poder garantizar
a la educación como derecho que se cumpla
y respete, un actor que genere los medios
necesarios para que los niños y jóvenes
puedan emprender, aprender y aprehender
de los conocimientos que adquieran en las
casas de estudios. Que sean estos valores y
aprendizajes, aquellos que puedan
equilibrar la columna vertebral de su vida,
desarrollándose como personas de bien.
Dejong (20 de noviembre del 2018). La educación, "la mejor escalera para sacar a los niños de la pobreza. Europapress. Recuperado de: https://m.europapress.es/internacional/noticia-educacion-mejor-escalera-sacar-ninos-pobreza-20181120082633.html
Situándonos en el mejor de los casos, el
hecho de que una persona asista a la escuela,
ya de por sí, constituye la iniciativa de poder
emprender el camino para lograr sus
objetivos. Con recursos a su alcance, con la
adecuada implementación de un programa
educativo, con escuelas que propugnen una
educación escolarizada subsidiada por el
Estado, con una convivencia armónica
familiar y con una remuneración familiar
que permita cubrir muchos más beneficios
de la canasta básica, existe un porcentaje
mínimo de que ésta pueda abandonar los
estudios. Esto es, poniéndonos en el mejor
de los casos. Pero, ¿qué sucede cuando el
contexto en el que te encuentras dificulta el
que puedas acceder a este derecho
educativo?
Hace poco Ana de Mendoza , representante
de UNICEF, a través de su artículo “Una
oportunidad para la niñez y adolescencia”
comentaba el caso de Fernando y Teresa,
dos adolescentes de Carabayllo, y de cómo
es que el desempleo y la disminución
salarial de sus padres trabajadores
informales –a raíz de la disminución del PBI
nacional en este 2020, el aumento del
desempleo y la pobreza por la pandemia– ha
impactado en la deserción escolar, en la
alimentación que perciban los infantes, en
su salud que actualmente requiere de mucho
cuidado, en el incremento de la violencia en
el hogar y en el trabajo infantil,
especialmente entre las niñas y las
adolescentes. Es más, la desigualdad en la
que se encuentran las niñas a comparación
de los niños es que, a éstas últimas, se les
encarga las tareas del cuidado del hogar y
de los niños más pequeños ante el cierre de
las escuelas y los centros de cuidado y
desarrollo infantil.
Situaciones como éstas son visibilizadas
con mucho mayor énfasis en zonas
“marginales”, zonas vulnerables donde la
presencia del Estado es precaria o nula,
donde hace falta instituciones públicas,
donde muchos de los programas benéficos
que procura garantizar el Gobierno no
llegan a concretarse o si quiera iniciarse. Además de todo lo explicado, a lo largo de
este análisis podremos deducir y dar cuenta,
a través de concisas ejemplificaciones, Ana de Mendoza. Representante de UNICEF en
Perú. Asumió la representación de Unicef en Perú el
15 de febrero del 2019, luego de ejercer durante casi
cinco años el cargo de Representante Adjunta en
UNICEF Argentina y actuar como Representante a.i.
durante ocho meses. Ana de Mendoza.
Una oportunidad para la niñez y
adolescencia. 20 de abril del 2020. [Unicef Perú
frente al coronavirus] Artículo extraído de:
“precariedad ideológica” que conciben las
personas acerca de la escolarización infantil
y juvenil, su idea en torno a anteponer y
maximizar el trabajo productivo familiar
antes que la educación, y sobre la
importancia de mantener una regulación en
el análisis de muchos otros factores que
contravienen al decrecimiento de la
deserción escolar en nuestro país. Parte de
ello, pues, las variables en los índices de
analfabetización tanto en zonas rurales
como de la urbe.
Alacarta (15 de abril del 2012). Pueblo de Dios - Angola, memorias de la guerra. Recuperado
de: https://www.rtve.es/alacarta/videos/pueblo-de-dios/pueblo-dios-angola-memorias-guerra/1376584/
Las contribuciones a la promulgación de
estrategias efectivas sólo servirán de abasto,
si se toman en cuenta las características
sociales que tiene la ciudadanía: la zona
demográfica en la que residen, la equidad e
igualdad de género, el recorte de brechas
intersectoriales y subnacionales, la edad, el
origen, haciendo caso a la pluriculturalidad
de lenguas, de tradiciones y costumbres y de
situaciones económicas que se perciben a lo
largo de nuestro territorio.
Los peruanos merecen ser educados. Las
futuras generaciones deben ser referencia
de ello.
Sí desea tener el archivo completo, pulse en descargar aquí.
Referencias Bibliográficas
Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
(2018). Millennials en América
Latina y el Caribe: ¿trabajar o
estudiar? (A. R. Rafael Novella,
Ed.)
Centro Regional de las Naciones Unidas
para la Paz, el Desarme y el
Desarrollo en América Latina y el
Caribe (UNLIREC). (2019). Armas
de fuego en las escuelas de América
Latina y El Caribe:
Aproximaciones, desafíos y
respuestas. Lima, Perú.
Dzay, F. y. (2012). La deserción escolar
desde la perspectiva estudiantil.
Coyoacán, México: La Editorial
Manda.
Moreno, D. (05 de noviembre de 2013). “La
Deserción Escolar: Un problema de
Carácter Social”. Revista In
Vestigium Ire, 6, 115-124.
Puente, I. L. (2017). Deserción y rezago
escolar. Problemática de la
Educación en Oaxaca. Ciudad
Victoria, Tamaulipas, México:
Editorial Académica Española.
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